martes, 21 de mayo de 2013

Hay milagros y milagros. Con la Virgen no se juega.

Cerca de Gante, en Bélgica, hay un santuario donde los milagros son numerosos. Este es uno… pero muy excepcional.

Tres estudiantes, para divertirse, resolvieron un día burlarse de la fe de los peregrinos.

Uno de ellos se dispuso a hacer el papel de ciego, y los otros dos lo llevaron a los pies de una imagen de Nuestra Señora de Lourdes.

El milagro que simularían consistía en que el muchacho, llegando a la gruta con los ojos vendados, debía frotárselos con el agua de la fuente y gritar: “¡Estoy curado! ¡Veo perfectamente!”

La realidad, entretanto, fue bien diferente de lo que esperaban.

Había muchos peregrinos, y cercaron a los muchachos embusteros, que fingían implorar con lágrimas el auxilio de la Virgen para que curase al pobre ciego.

Ya en la primera ablución, hecha con mala intención, el muchacho quedó ciego completamente.

Lloró, gritó, apeló por su madre. El pavor estaba estampado en su rostro.

Se pidió a la Virgen a favor del infeliz, pero en vano. Enloqueció y fue llevado a una casa de salud.

Se puede engañar a los hombres, pero nunca a Dios. Con la Virgen no se juega.

Fuente: Blog Lourdes e suas aparições (em Português). Traducción libre.

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