Hay una pregunta
atravesada en la cabeza de muchos: ¿por
qué la gran prensa publica - impaciente y apurada - cuanta materia aparece
que pretende favorecer el aborto, y al mismo tiempo sabotea los movimientos que defienden la vida de los seres que
están en el seno de sus madres?
Se nota eso, por ejemplo, en esta noticia
publicada por The Christian Science
Monitor. (Llamamos la atención sobre las palabras en negrito).
El gobierno
conservador de España está considerando restricciones dramáticas sobre el aborto y ya incrementa el papel de la Iglesia
Católica en la educación, revelando una sociedad dividida.
Después de años de
movimiento en una dirección socialmente más liberal, junto con el resto de
Europa occidental, el gobierno español está haciendo un giro, tratando de reprimir
el aborto y hacer volver la Iglesia Católica Romana a un papel destacado en el
sistema escolar del país.
Y más adelante afirma:
Ahora el PP está
impulsando un polémico proyecto de
ley en el parlamento que limita dramáticamente
el acceso al aborto.
La noticia es auspiciosa, pero es fácil notar
una carga de ironía en la palabra “dramática”. ¿De dónde salió que es dramático defender la vida de los seres en el
seno de sus madres? Dramático sí es el asesinato que contra ellos se quiere
imponer.
Sobre calificar de “polémico” ese proyecto de
ley, y sobre la “sociedad dividida”, mencionada en el artículo, es preciso
decir que hay una división que existe desde que el mundo es mundo: la división entre
el bien y el mal.
Y nadie se escapa de estar de un lado o del
otro, pues el que piensa que está en el medio en realidad está del lado del mal.
La posición correcta es estar del lado del bien y luchar contra el mal. ¡Es
evidente!
Y el aborto
es un mal. Por eso iremos a VOTAR contra su legalización en el
próximo plebiscito. O sea, haremos
un acto a favor del bien.
Y debe darnos brío saber que son muchos los movimientos
que luchan - en todo el mundo - contra ese crimen nefando. A
ellos no los desanima la estrategia de silencio - o de ataque, o de sabotaje - de la gran
media. Muy por el contrario, están cada
vez más decididos y activos para
defender la vida humana desde su concepción. Así también nosotros.
En estos días, debemos hacer algo que es previo al plebiscito. Además de rezar para que Dios nos ayude en nuestra acción - que es de Él mismo - precisamos movernos
cuanto podamos para que muchas personas vayan a VOTAR, e insten a otros a VOTAR.
Esa acción es muy fácil. En nuestras
conversaciones mostremos lo horrendo
que es el aborto, y la importancia y
responsabilidad que todos tenemos de
VOTAR en el próximo plebiscito, para
manifestar nuestra oposición a que
se pretenda imponerlo.
Utilicemos también otros medios. La internet,
por ejemplo, que permite llegar a un inmenso número de personas. Cada persona
multiplica el número de destinatarios a través de su lista particular de
e-mails de conocidos.
La consigna es VOTAR contra el aborto. Porque, como venimos diciendo, ¡Dios lo quiere!
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