El diario “O Estado de São Paulo” publicó una noticia sobre el aumento alarmante de los casos de SIDA en la población masculina brasileña, entre 15 y 24 años. Ese aumento, relativo al período 2005-20012 , fue de 81%.
La epidemia asume actualmente un carácter inexorable. Una de las causas de su agravamiento es la “banalización del sexo”, que se desarrolla a través de las modas tendientes al nudismo, de la pornografía, de la internet, de las prácticas homosexuales etc. Entretanto, uno de los más antiguos vehículos de esa banalización – y ciertamente el más perverso – es la “educación sexual” en las escuelas primarias. Y hasta en jardines de infancia.
Entre extrañeza, repugnancia y conformidad disgustada, niños son crudamente llevados a “explorar” en salas de clase su propio cuerpo y los de sus compañeros, tocando sus partes pudorosas, manipulándolas. Y el instinto sexual es así excitado cuando el natural pudor infantil aún lo velaba.
Esa práctica contradice violentamente el deseo de elevación propio de la inocencia, otrora legítimamente satisfecho por los misterios de la Historia Sagrada, por la heroicidad de los soldaditos de plomo o la ternura de las muñecas.
Esa banalización torna obsesivo el procurar las prácticas homosexuales, haciendo que – como refiere el artículo citado – ya a los 15 años tantos jóvenes sean estigmatizados por el SIDA.
Siendo que la causa del mal es sobre todo moral, la solución no será encontrada sin un revalorizar las formas de vida cristianos, entre las cuales se encuentra prioritariamente la protección de la inocencia.
(Negritos nuestros).
(Partes de artículo de Nelson Ribeiro Fragelli)
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