El Estado nunca puede sustituir a la familia,
especialmente en la formación de los niños.
El sociólogo Carle Zimmerman señala que “el padre que
impide que el bebé se trague un alfiler de gancho, que lo mantiene lejos de
lugares altos, que advierte al niño todos los días sobre el cuidado al cruzar
la calle”, y otras funciones de protección, “hace más protegiendo a un miembro
de la familia que toda la policía de los Estados Unidos puede hacer por el niño
en toda su vida pre-adulta”.
Del mismo modo, el padre que mantiene al niño lejos
del “agua hirviendo, de los fósforos, de circuitos eléctricos, estufas y
chimeneas” hace más para protegerlo del peligro que los bomberos.
Zimmerman concluye que las “actitudes y
comportamientos religiosos y morales de los padres, todavía tienen diez veces
más influencia sobre el comportamiento en relación a los valores de los jóvenes
que el resto de las agencias de ‘moral’ juntas.”
Fuente: Return to Order (en inglés)
Comentarios
de este blog:
Resaltar la importancia de
los padres en la buena educación de los hijos – subrayada por el sociólogo –
viene muy a propósito ahora que se quiere liberar la marihuana.
En este caso no se trata de que
el Estado quiera sustituir a los padres de familia, sino de algo mucho peor: aprobar
una ley que acabará causando daño a las propias familias.
Los padres se ven en la
necesidad de agregar a los cuidados habituales con la buena educación de los
hijos, un cuidado extra para enfrentar la presión del Gobierno que, liberando
el uso de la droga, los perjudica.
Debemos tener presente – y hacer
que lo vean los demás – que en este asunto de la marihuana son nuestras
familias, nuestros hijos, los que están gravemente amenazados.
Es premente defenderlos
aumentando la corriente de opinión que se opone a la liberación de la droga. ¡Haga
su parte! Difunda esta materia, incite a otros a que hagan lo mismo.
La Ley de Dios debe ser
respetada.
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