En la ciudad de Linyuan, China, funcionarios de planificación familiar obligaron a Gong Qifeng a abortar cuando estaba embarazada de 7 meses. La mujer desarrolló una severa enfermedad mental, que ella atribuye directamente a la brutal política de un solo hijo impuesto en el país.
Desde el aborto de su segundo hijo en noviembre de 2011, Gong desarrolló un fuerte sentimiento de que la gente iba a lastimarla, síntomas que se agravaron al ver a un funcionario de gobierno.
Su esposo, Wu Yongyuan, dijo que los funcionarios de planificación familiar llevaron a su esposa al Hospital Lianyuan, diciendo que él había esperado demasiado para pagarles una multa que hubiera permitido a la pareja quedarse con su bebé. La jefa de enfermería en obstetricia coincidió en que Gong había sido llevada al hospital a la fuerza.
Le inyectaron a su hijo una solución y tuvo que sufrir el parto inducido durante 30 horas para expulsarlo ya muerto. No le permitieron tocarlo, y fue rápidamente sacado de la sala y enterrado.
La familia, que proviene de la ciudad de Anping, está demandando al gobierno.
Es de suponer que muchas madres tengan enfermedades mentales causadas por las medidas de control de la población del Estado, pues China ostenta haber impedido la espantosa cantidad de más de 400 millones de nacimientos desde que instituyó la política de un solo hijo en 1979.
Las estadísticas publicadas en marzo demostraban que los médicos chinos habían realizado 336 millones de abortos, 196 millones de esterilizaciones y 403 millones de colocaciones de dispositivos intrauterinos (DIU), la mayoría de ellos por imposición obligatoria.
Numerosos estudios han demostrado que hay conexión entre el aborto y la enfermedad mental, cuando una mujer lo comete por voluntad propia. Un estudio publicado en julio por la Universidad de Siena descubrió que las mujeres que abortan tienen muchas más probabilidades de desarrollar enfermedades mentales más adelante en su vida.
El año pasado un estudio titulado “El impacto de un aborto anterior sobre los síntomas de ansiedad y depresión durante un embarazo posterior” encontró que las mujeres chinas que abortaron tenían un 49% más de probabilidades de sufrir depresión durante un embarazo posterior.
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Comentarios de este blog:
¿Alguna vez usted pensó que tendría que pagar una multa para tener un hijo? ¿O que un día podría ver estacionar en la puerta de su casa una ambulancia de salud pública y ver bajar enfermeros con orden de matar a su segundo hijo? ¿Llegó a imaginar que en su familia tuviesen que cuidar a una mujer demente porque las autoridades la obligaron a matar a su hijo? ¿Cómo medir la enormidad de la ofensa a Dios que representan los millones de abortos y esterilizaciones que se realizan?
Conviene tener presente que puede presentársenos la ocasión de aconsejar a alguna madre tentada a cometer aborto, para que no lo haga. No sólo salvaremos una vida, sino que también evitaremos el remordimiento y demás consecuencias graves que ella sufriría por practicar el acto. Sobre todo ayudaremos a que no se cometa un pecado grave y haremos un desagravio a Dios.
Ejemplos trágicos como el de la noticia deben mantenernos firmes y activos para conseguir que sea derogada la liberación del aborto en nuestro País.
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