Jóvenes se dejan fotografiar o se sacan fotos de sí mismos desnudos y las envían a amigos por la Internet. No se preocupan con las consecuencias que esas fotos – en sí mismas de carácter reservado – puedan causar en otros que las ven en la Internet, advierten pedagogos y la policía.
Normalmente el cambio de fotos pornográficas por menores de edad – aún con el consentimiento de ellos – está prohibida. Muchos jóvenes no se dan cuenta de los peligros y de las consecuencias resultantes de ese cambio de fotos. Ellos están sujetos a penas judiciales por los problemas psicológicos que causan.
La tendencia a poner las propias fotos pornográficas en el circuito de la Internet se acentuó en los últimos dos o tres años, declaran Jens Wiemken, de la ciudad de Vechta, y su colega Moritz Becker, pedagogos y especialistas en media.
Solamente ahora los directores de las escuelas de Cloppengurg se dieron cuenta del fenómeno y a él se están dedicando atención. En una carta dirigida a los padres de los alumnos le comunican: “Las fotos se difunden rápidamente a través de smartphones. Hay poca esperanza de que esas fotos sean retiradas de la Internet”. Otro director de un gimnasio observa que “los alumnos no tienen conciencia del problema”.
Hoy no es más como antes: a los 12 años de edad, jóvenes ya ven esas fotos en la Internet. Gran número de las mismas son utilizadas continuamente, pues la concepción de esfera privada va desapareciendo, acentúa Wiemken. Fotografiarse a sí mismo es un medio de llamar la atención y darse importancia. Ellos precisan darse cuenta de las consecuencias resultantes del envío de textos o fotos pornográficos.
Fuente: Kultur und Medien - Online
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