La
utilización de la marihuana con fines terapéuticos, en Estados Unidos, está
siendo lento, pero ya hay quienes se “aprovechan” para usarla hasta en las
cocinas.
La técnica para extraer la esencia de la planta
y su aplicación gastronómica se aprende nada menos que en una universidad, la
de Oaksterdam, que comenzó por enseñar a usar la droga con fines médicos.
El Departamento de Justicia considera una
“falacia” la aplicación médica del cannabis y señala que “no se ha probado
científicamente” su valor terapéutico.
Organizaciones como American Medical Association
y American Cancer Society tampoco apoyan que los pacientes usen marihuana como
si fuera un fármaco legal.
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Comentarios de este blog:
Usted habrá
notado que los medios de comunicación, al tratar del tema marihuana, acaban –
queriendo o no – haciendo propaganda de la misma.
En las
publicaciones generalmente aparecen primero una serie de “argumentos” sobre las
“posibles ventajas” del consumo de la droga, todo bien dorado y envuelto en
papel de seda. Pero la mención a estudios de especialistas y organizaciones
médicas que alertan sobre los perjuicios que el uso de la droga acarrea son
colocados casi siempre al final de los textos y como de pasada. Es el caso de
la noticia de arriba.
Cabe a
nosotros invertir la cosa. O sea, hablar claramente y con insistencia que los
perjuicios para la salud que el consumo de la droga trae son graves, y decir
con igual insistencia que los tales “beneficios” médicos – hasta ahora no
comprobados fehacientemente – son manipulados para conseguir la liberación de
la droga.
Y para referirnos al
título de esta materia, piense en lo siguiente: dejaremos de oír a los
vendedores ofrecer el pop acaramelado; se ofrecerá el pop “amarihuanado”. Hoy puede
parecer un gracejo, pero acabará siendo “normal”.
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