viernes, 15 de agosto de 2014

Bilocación del Padre Pio para asistir al Cardenal Mindszenty en la cárcel comunista

El vaticanista Andrea Tornielli publicó en el sitio Vatican Insider, un serio testimonio de la bilocación del Padre Pio a la cárcel de Hungría donde padecía el Cardenal Mindszenty.
 
El héroe anticomunista húngaro fue adversario acérrimo de la política de distensión del Vaticano con los gobiernos comunistas, conocida como “Ostpolitik”.
 
Sigue un resumen del artículo de Tornielli.
 
Un nuevo elemento acaba de ser agregado a la colección de episodios milagrosos que acompañaron la vida de San Pio de Pietrelcina.
 
Se trata de un testimonio publicado en un libro presentado en el décimo aniversario de la dedicación del nuevo santuario de San Giovanni Rotondo, donde está sepultado el cuerpo del santo capuchino.
 
El testimonio se refiera a una bilocación que llevó al Padre Pio a la celda en Budapest donde estaba preso el cardenal József Mindszenty, Primado de Hungría.
 
La bilocación es un fenómeno místico extraordinario que hace que una persona esté en dos lugares al mismo tiempo. El Padre Pio tuvo ese don, que pocos reciben. Testimonios oculares describieron y hasta dialogaron con él simultáneamente en lugares diferentes.
 
El episodio ya era conocido y quedó inmortalizado en uno de los mosaicos de la cripta del santuario dedicado al Padre Pio. Pero le declaración que sigue describe detalles que nunca habían sido publicados.
 
El libro Padre Pio. La sua chiesa, i suoi luoghi, tra devozione storia e opere d’arte (Padre Pio: a sua igreja, os seus lugares, entre a devoção, história e arte, Edições Padre Pio de Pietrelcina) fue escrito por Stefano Campanella, director de la Teleradio Padre Pio y autor de innúmeros ensayos sobre el santo.
 
En él está el relato de Angelo Battisti, director de la Casa Alivio del Sufrimiento y dactilógrafo de la Secretaría de Estado del Vaticano. Battisti fue uno de los testigos en el proceso de beatificación del santo religioso.
 
El Cardenal József Mindszenty, arzobispo de Esztergom, Primado y Regende de Hungría, fue encarcelado por las autoridades comunistas en diciembre de 1948 y condenado a prisión perpetua el año siguiente.
 
Fue falsamente acusado de conspirar contra el gobierno socialista. Pasó ocho años en la cárcel y en prisión domiciliar hasta ser liberado durante la revuelta popular de 1956, cuando se refugió en la delegación comercial de los Estados Unidos, en Budapest, hasta 1873, año en que Paulo VI impuso su salida y su renuncia a la arquidiócesis.
 
En aquellos años de prisión se habría dado la bilocación, que llevó al Padre Pio hasta la celda del Cardenal.
 
Batista describe como sigue escena milagrosa.
 
“El capuchino estigmatizado, mientras se encontraba en San Giovanni Rotondo, fue a llevarle al Cardenal el pan y el vino destinados a transformarse en el cuerpo y sangre de Cristo. (…).
 
“Es simbólico el número de registro del detenido impreso en su pijama de presidiario: 1956, año de la liberación del Cardenal.
 
“Como es sabido – cuenta Battisti – el cardenal Mindszenty fue preso, colocado en la cárcel y vigilado permanentemente. Con el pasar del tiempo, crecía fuertemente su deseo de poder celebrar la Santa Misa.
 
“Una mañana, se presentó delante de él el Padre Pio, con todo lo que él precisaba. El Cardenal celebra su misa y el Padre Pio le sirve [como acólito]. Después conversaron y, al final, el Padre Pio desaparece con todo lo que había llevado.
 
“Un padre venido de Budapest me habló confidencialmente sobre el hecho, preguntando si yo podría obtener una confirmación del Padre Pio. Le dije que si yo hubiese preguntado una cosa de esas, el Padre Pio me habría expulsado a los rezongos.
 
Pero una noche de marzo de 1965, al final de una conversa, Battisti preguntó al capuchino estigmatizado:
 
- “Padre, ¿el Cardenal Mindszenty lo reconoció a usted?
 
- Después de una primera reacción de irritación, el santo respondió:
 
- “Nosotros nos encontramos y conversamos, ¿y a ti te parece que no me habría reconocido?”
 
Confirmando así la bilocación a la cárcel, que habría sucedido algunos años antes.
 
“Entonces – agrega Battisti – el Padre Pio se volvió triste y agregó: `El diablo es feo, pero lo habían dejado más feo que el diablo´”, refiriéndose a los malos tratos que sufría.
 
Lo que demuestra que el Padre Pio lo había socorrido desde el inicio de la prisión, porque no se puede concebir, humanamente hablando, cómo el Cardenal fue capaz de resistir a todo el sufrimiento a que fue sometido y que él describe en sus memorias.
 
El Padre Pio entonces concluyó: “Acuérdese de rezar por ese gran confesor de la Fe, que tanto sufrió por la Iglesia”.
 
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