Para
Frederick Zimmerman, profesor de la Universidad de California, autor del libro The elephant in the Living Room (El
elefante en la Sala de Estar), y uno de los más citados especialistas en salud
pública, la televisión es usada de
una manera que se transformó en problema
de salud pública.
En los
Estados Unidos, los niños pasan un
promedio de cerca de dos horas por día
delante de la TV, y los adultos, tres, explicó Zimmerman, en entrevista
al diario parisiense Le Monde.
Para el
especialista, el problema más grande
proviene del hecho de los niños en tierna edad ser abandonados regularmente delante del monitor al llegar a los nueve
meses de vida.
En esa
edad, los bebés son incapaces de comprender lo que ven, inclusive los propios entretenimientos.
En el caso
de los niños mayores y de los adultos, por el hecho de no ser usada
con moderación, la televisión se convierte
en hábito muy temprano e impide
el desarrollo de las capacidades fundamentals.
Se dice que
la TV sirve para distraer, agrega el autor, pero las pesquisas apuntan que el usuario está poco distendido después de pasar la tarde delante de ella.
“Pasar
entre tres o cuatro horas delante de
la TV cada día, y al mismo tiempo
quejarse de que no hay tiempo para cocinar, cultivar las relaciones sociales o
practicar regularmente un deporte es una cosa
absurda”, defiende Zimmerman.
El aumento del índice de obesidad de los niños creados junto a la pantalla, el asedio de la propaganda que
incita al consumo “trae una pérdida
importante para los cerebros en
crecimiento”.
En los tres primeros años de vida, el cerebro
triplica de tamaño, y tanto la complejidad como la densidad de las redes
neuronales también crecen. Y no sólo el órgano cerebral: la propia personalidad se forma en el ambiente
que rodea a los niños.
“Es una tragedia ver niños que pasan hasta la mitad
del tiempo despiertas delante de un monitor que no les ofrece ninguna experiencia interesante o productiva”.
“Mis
trabajos muestran que los niños que
miran la televisión por arriba de la media antes de llegar a
los 3 años presentan rendimientos claramente inferiores en
materia de lectura y matemáticas, cuando entran el la escuelita.
“En otro
estudio, yo mostré que la televisión
antes de los 2 años perjudica
seriamente el desarrollo del lenguaje,
aún cuando asistan a un programa hecho con videos `educativos´”.
Antes de
entrar en la escuelita, los niños consolidan la capacidad de fijar la atención
y de programar sus acciones mirando un objetivo.
“Recientemente,
un estudio fascinante demostró que sólo nueve minutos de un dibujo animado
degrada claramente esta capacidad.
El resultado no me sorprende nada. Yo ya había identificado un efecto similar”,
explicó el profesor.
Los malos efectos constatados son
reversibles, pero a un gran precio. El joven
tendrá después una dura tarea para recuperar su atraso.
Para el
Prof. Zimmerman, aún no está probado
que el uso de computadoras sea menos nocivo para bebés y niñitos.
A pesar de
que muchos juegos y la Internet parezcan interactivos, no está nada claro que el espíritu del niño esté verdaderamente comprometido en esa interacción.
“Considerando
los niveles a utilización bajísimos de la `televisión educativa`, yo temo que
no sea realista creer que el potencial de la Internet será mejor aprovechado”,
concluyó el especialista.
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