El diario El Mundo, de Madrid, entrevistó a dos milicianos españoles que luchan en el batallón
“Vostok”, al Este de Ucrania, por causa de las afinidades del grupo separatista
con las ideas comunistas.
Ángel
Arribas Mateo, de 22 años, es de Cartagena y tiene tatuadas en los brazos
las imágenes de Stalin y Lenin. Rafael Muñoz Pérez, de 27 años,
es de Asturias.
Los dos
fueron recibidos como voluntarios en la milicia
pro-rusa más violenta y sanguinaria.
Recibieron
instrucción militar en el lugar y se están preparando para combatir. Ostentando
la bandera de la II República española de la Guerra Civil (1936-1939), ellos repiten
a todos el slogan comunista: “No
pasarán”.
Ángel
frecuentó la juventud del Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE) y
el Partido Comunista (PCE), que hace parte de la Izquierda Unida.
Ambos
tienen la misma visión marxista
leninista del mundo, y por eso decidieron unirse a los separatistas que están
al servicio de Moscú.
“No tenemos
pasaje de vuelta”, dicen, pero reconocen
que la situación militar está fea para los pro-rusos y, si empeorar,
ya piensan en huir para Rusia y después seguir hacia Cuba y/o Venezuela.
Evidentemente
fueron bien recibidos en el grupo Vostok y se consideran contentos por haber
recibido armas. Para ellos, se trata de vengar la Guerra Civil española, que
sus padres y abuelos comunistas perdieron.
Los dos
fueron a visitar la estatua de Lenín y los monumentos
soviéticos que están siendo derrumbados
en las ciudades libres de Ucrania.
Se dicen
orgullosos porque en Donetsk “no hay policía, pero no hay ningún problema
(sic!). Soy comunista, pero si esto es anarquismo, me cambio”, dice Ángel.
Claro que, los
“problemas”, son los saques y crímenes cometidos por sus colegas de
milicia. Y si un ciudadano resistir, puede acabar en la fosa común, pues es así como está siendo hecha la “paz” en la anarquía comunista.
Cuando el
periodista preguntó sobre qué harían si la rebelión
fracasase a pesar del apoyo de Putín, Rafael respondió:
- No sé qué
decir. Si la resistencia sucumbir, no pensamos en inmolarnos. Si viéremos que
esto está perdido, nos vamos.
Ángel está
muy cómodo en Vostok, y agrega: “Si ganamos la guerra, yo me quedaría viviendo
aquí. Nos ofrecieron hasta casa y auto propio” – obviamente confiscados a punta de fusil.
Entretanto,
los dos reconocen que la realidad no parece prometer la
realización de ese deseo. El ejército ucraniano está rodeando la ciudad, las
bombas caen en los nidos rebeldes y los milicianos ya no pueden salir para
entrenar.
Las noches son difíciles: cuando los bombardeos y los drones sobrevuelan el
cuartel, todos huyen para afuera, con miedo de quedar sepultados.
“Si la cosa se pusiere fea, intentaríamos cruzar la frontera rusa. Si no nos dejaren
volver a España, pediríamos asilo a Cuba o Venezuela”, dice Ángel, que hace la confidencia de haber soñado con
participar en la revolución marxista
de Fidel.
El
testimonio de esos dos milicianos comunistas muestra claramente la afinidad ideológica entre las falanges subversivas internacionales
colocadas por Putin en Ucrania y los
grupos revolucionarios marxistas o
populistas que hace tiempo están bien instalados en América Latina.
Sin duda,
esa afinidad representa graves peligros
para nuestros países.
Comentarios de este blog:
¿Quién podría afirmar que en nuestro país no hay subversivos dispuestos a unirse a las milicias comunistas de Putin – si es que algunos ya no fueron?
¿Cuántas familias uruguayas cuentan con posibles
militantes subversivos en sus propios hogares o en los de sus
vecinos?
Esos dos
milicianos españoles tienen la esperanza de ser recibidos en Cuba o Venezuela. ¿No podemos sospechar
que serían recibidos también en Uruguay por el gobierno de izquierda, que trae refugiados sirios?
¿Y por el presidente Mujica que
quiere acoger terroristas de Guantánamo? ¡Cuidado!
Sugiera a otras personas que
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