domingo, 19 de octubre de 2014

¿Por qué la esposa del fundador de la Microsoft promueve la distribución de anticoncepcionales en el mundo?

¿Será que Melinda Gates conoce los graves riesgos del anticoncepcional inyectable Depo-Provera?
 
¿Será que ni los padres católicos, ni los profesores católicos de la escuela de las ursulinas en que ella estudió en Dallas, ni los párrocos de Medina, en Washington, le explicaron la profética encíclica Humanae Vitae, que reafirma la doctrina atemporal de la Iglesia sobre la santidad de la vida humana y que rechaza los métodos artificiales de control de los nacimientos?
 
¿O será que, así como muchos contemporáneos que se dicen católicos, Malinda Gates simplemente rechaza esa doctrina?
 
Melinda Gates es la fuerza motriz por detrás de una campaña multimillonaria de control poblacional basada principalmente en inyectar Depo-Provera en mujeres de color.
 
Entre por compañeros del proyecto están las principales empresas y grupos enfocados en reducir la fertilidad humana, como Pfizer, International Planned Parenthood Federetion (IPPF), USAID y el Fondo de las Naciones Unidas para la Población.
 
La campaña comenzó con la Cúpula de Planeamiento Familiar de Londres, realizada en julio de 2012. Melinda Gates prometió donar 560 millones de dólares. Después, consiguió más de 2.000 millones adicionales en compromisos asumidos por varios países (como los Estados Unidos) y organizaciones (como IPPF).
 
Los delegados presentes se comprometieron con la estrategia de contracepción a ser aplicada en 120 millones de mujeres de todo el mundo hasta 2020.
 
Es fácil entender por qué Pfizer está envuelta.
 
Como fabricante del Depo-Provera, la gigante farmacéutica debe ganar millones y más millones con una campaña que comprará prácticamente toda su producción en los próximos años.
 
El director de la Pfizer en Nigeria, Enrico Liggeri, anunció en aquella misma cúpula, que la empresa está expandiendo la capacidad de producción de Depo-Provera en 50%. “Ya producimos mil millones de dosis de Depo-Provera hasta ahora, y estamos empañados en producir mil millones más de dosis hasta 2020”.
 
¡Nada como tener un mercado subsidiado por el gobierno a favor de sus productos!
 
No fue hecha en la cúpula ninguna mención al hecho de que los contraceptivos hormonales, como el Depo-Provera, comprometen el sistema inmunológico de la mujer y la tornan más susceptible de contraer SIDA y otras enfermedades sexualmente transmisibles, que, por otro lado, ya tienen proporciones epidémicas en muchos países africanos.
 
En cuanto a IPPF, USAID y el Fondo de las Naciones Unidas para la Población, su participación dispensa explicaciones. Tienen en foco el control de la población hace décadas.
 
El fondo de la ONU y la IPPF, por otra parte, deben su propia existencia al pavor que había en la post-Segunda Guerra Mundial de que el planeta llegase a una superpoblación. La USAID se unió al grupo más tarde, pero ha hecho su máximo esfuerza para compensar el “tiempo perdido”, especialmente bajo el gobierno de Barack Obama.
 
Pero ¿por qué el participación de Melinda Gates, que no guarda ningún secreto  de decirse católica?
 
En la abertura de la Cúpula de Londres, ella declaró que el evento era “un marco importante en la historia del planeamiento familiar. Estamos asumiendo este compromiso con mucho más recursos que nunca antes. Estamos colocando a las mujeres en el centro absoluto de la cuestión”.
 
Ella llegó a decir que el deseo universal de que las madres puedan dar a sus hijos “todas las cosas buenas”, sólo puede ser realizado con el acceso universal a los contraceptivos [!!!] y que “es por eso que estamos todos aquí”.
 
Ella no hizo ninguna mención al Planeamiento Familiar Natural, ni a la abstinencia, ni a cualquier enseñanza de su propia Iglesia.
 
Melinda Gates declaró, en vez de eso: “Yo soy católica, pero las mujeres precisan tener acceso a los contraceptivos”. [!!!]
 
A lo largo de los años, yo intenté encontrarme con Melinda para conversar sobre estas cuestiones. Quería contarle que hay mujeres en África y en Asia recibiendo inyecciones Depo-Provera sin el consentimiento de ellas.
 
Qua las informaciones sobre los efectos colaterales, inclusive de riesgo de vida, les están siendo escondidos. Que hay mujeres africanas que están muriendo por causa de ese contraceptivo.
 
Yo quería decir a Melinda que, de acuerdo con la FDA, las mujeres que ella dice que está intentando ayudar “pueden perder la densidad mineral ósea en grado significativo”; pueden sufrir “acciones trombóticas graves (coágulos de sangre)”, “parada cardíaca y accidente vascular cerebral”, “cáncer de mama”, embarazo ectópico”, “depresión, irrittabilidad y alteraciones de humor”, “irregularidades menstruales”, “aumento de peso excesivo”… Y la lista aún es más larga.
 
Yo quería decirle que las propias mujeres que ella dice querer ayudar prefieren agua potable y auxilio para combatir las enfermedades tropicales que están matando a sus hijos sin necesidad de contraceptivos.
 
Yo quería decirle que el Depo-Provera, así como todos esas poderosas hormonas artificiales a base de esteroides, es abortivo, de modo que ella no está apenas impidiendo que almas vengan a existir, sino que también las está matando prematuramente en seguida que hayan sido concebidas.
 
Yo quería decirle a ella que el planeamiento familiar natural funciona de forma brillante, es un método totalmente natural, no tiene efectos colaterales y es practicado por un número creciente de mujeres africanas.
 
Un cuarto de las mujeres en edad fértil en Burkina Faso adoptan el planeamiento familiar natural.
 
¡Y yo casi conseguí hablar con Melinda Gates!
 
Por medio de un amigo sacerdote, llegué hasta el párroco de Melinda, esperando ser presentado a su más famosa parroquiana. Pero él se negó a ponernos en contacto cuando supo el asunto sobre el cual yo quería hablar con ella: la Humanae Vitae y los peligros de la contracepción hormonal.
 
¿Por qué?
 
Porque yo no concuerdo con usted ni con el Sr. Mosher en lo que se refiere al control de la natalidad”, respondió el párroco a mi amigo sacerdote.
 
El problema del párroco – y de Melinda Gates, parece – no era conmigo ni con mi amigo sacerdote. El problema de ellos es con la Iglesia católica, que ya declaró con toda claridad que la contracepción artificial y la esterilización son inmorales.
Steven W. Mosher, en Aleteia
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Comentarios de este blog:
 
Los puntos mencionados son importantes y graves. Pero conviene subrayar que la materia termina muy bien, diciendo lo principal y fundamental: la Iglesia católica declara que la contracepción artificial y la esterilización son inmorales.
 
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