Plinio
Corrêa de Oliveira
(Artículo
publicado en el diario “Jornal do Brasil” el 5 de enero de 1975)
(Los negritos
son de este blog)
En una sala
junto a la Iglesia de la Piedad, en Salvador [Brasil], religiosos capuchinos
permitieron que se instalase una boutique en la cual se venden objetos unisex,
entre los cuales biquinis.
Como bien
se puede imaginar, la iniciativa causó escándalo a muchos frecuentadores del
templo.
Fray
Benjamín Capelli explicó que el alquiler de la tienda garantirá mayor
disponibilidad de renta para las obras asistenciales de la parroquia.
Dándose
cuenta tal vez de la inconsistencia de la alegación – pues la inmoralidad del
medio no se justifica por la licitud del fin – Fray Bruno Rossi adujo otro
argumento: “Sólo lamento – dijo él – que algunos de nuestros hermanos,
ciertamente firmes y radicados en la fe, se escandalicen con tanta facilidad y
alimenten preconceptos tan pueriles. Es interesante y sintomático que frailes
tradicionalmente austeros como loe capuchinos no hayan percibido la
inconveniencia de la cuestión. ¿Será que no llegó la hora de derrumbar falsos
preconceptos?”.
Esos datos
son extraídos de una noticia del “Jornal do Brasil”, del 5 de diciembre pasado.
* * *
Que yo
sepa, la información no tuvo desmentido. Me sentiré muy alegre si alguien me
escribe que el hecho noticiado no es verídico. Me comprometo desde ya a hacer
saber el desmentido a los lectores.
Dudo,
entretanto, que sea dado. Y así voy adelantando mi comentario.
Cuando,
hace unos meses, publiqué una noticia de un convento de religiosas de España
que fabricaba biquinis, causé entre los lectores explicable sensación. Y aunque
nadie osase desmentir tan insólita noticia, no faltó que la juzgase dudosa;
tanto escándalo no podía ser.
Ahora, caso
análogo estalla en Salvador. Pues no hay tanta diferencia entre fabricar
biquinis y venderlos.
Sin
embargo, ni del caso español, ni del de Bahía, la inmensa mayoría de las
personas saca las conclusiones debidas.
Una de
estas, entretanto, salta a los ojos. Si desde su fundación hasta nuestros días
la Iglesia consideró con horror el nudismo – del cual el biquini es una de las
manifestaciones más agresivas – y si, en nuestros días, entidades eclesiásticas
fabrican y venden biquini, una de dos:
1) o la
Moral católica cambió totalmente, y entonces la Iglesia no es infalible ni
divina;
2) o esas
entidades eclesiásticas – al afirmar, implícita pero ostensivamente, la
legitimidad del biquini – adulteran la enseñanza de la Iglesia, y por sí mismas
se excluyen de ésta.
Ahora, como
la primera hipótesis es completamente inaceptable, la segunda se impone.
* * *
No tengamos
miedo de ver la verdad de frente. Este tema – del nudismo – levanta una
pregunta que va mucho más allá del caso de los dos conventos “biquinistas”.
Es
absolutamente imposible que el uso del biquini y de otras formas de franca
agresión sexual se haya generalizado tanto, sin que haya muchos directores espirituales que concedan la absolución
a personas que, por su modo de
vestirse, no podrían recibirla. A
ellos también la pregunta debe ser hecha. – Si creen que la Moral de la Iglesia
cambió, ¿cómo aún se dicen católicos?
Y si permiten a sus penitentes femeninas que usen biquini, ¿con qué derecho se presentan como sacerdotes católicos?
* * *
Obviamente,
la pregunta va aún más lejos. De las personas del sexo femenino que participan
de la agresión sexual, innúmeras aprendieron, en el Catecismo, que la Moral católica no cambia.
– Si ellas
consideran que cambió, ¿cómo pueden admitir la infalibilidad y la divinidad de
la Iglesia?
– Y si consideran
que no cambió, ¿cómo quieren ser tomadas
como católicas?
* * *
Pero – dirá
alguien – usar biquini es pecado contra el 6º o el 9º Mandamiento, conforme el
caso, Con todo, una persona no peca contra la Fe por violar uno de esos
Mandamientos. Luego, mi argumentación no tiene base.
Evidentemente,
no digo que quien fabrica o vende biquinis, o los usa, peca contra la Fe. Pero quien afirma, implícita o
explícitamente, que la Moral de la
Iglesia cambió, éste sí, peca contra
la Fe.
* * *
Y de ahí
una pregunta que, también a propósito de la conducta frente al comunismo y de
diversos otros asuntos, puede ser hecha: ¿quién
todavía es católico apostólico romano dentro de ese inmenso magma de 600
millones de personas – cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos –
habitualmente tenidos como miembros de la única e imperecedera Iglesia de Dios?
Convide a sus parientes y
conocidos a que acompañen este blog Familia Uruguaya Cristiana. Envíeles el link del blog: http://familiauruguayacristiana.blogspot.com
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