Pasados tres meses de la entrada en vigor la ley inicua que legalizó el “casamiento” homosexual, apenas 600 de esos dichos “casamientos” fueron realizados en toda Francia, según datos de las 50 mayores ciudades del país, informó la radio pública France Inter.
Desde el primer “casamiento” sodomítico celebrado en Montpellier noticiado con gran escándalo por la prensa, hubo sólo 596 uniones semejantes en todo el país.
La cifra corresponde a apenas 1% de los casamientos reales (entre hombre y mujer) registrados en el mismo período, agregó la radio.
El diario Le Monde cree que los homosexuales franceses están intimidados por las gigantescas manifestaciones populares contra ese “casamiento”.
Apenas 1% en tres meses es poco, reconoció la radio del gobierno, que impuso ese alardeado “casamiento”.
Es ampliamente afirmado – hasta por activistas de la agenda homosexual – que los LGBT no quieren casarse, pues prefieren la frenética mudanza de parejas en que consumen su vida.
El propio ministro socialista de Educación, Vioncent Pellion, entretanto, se encargó de referirse a fondo al asunto.
Para él, leyes como las de “casamiento” homosexual tienen como objetivo eliminar el catolicismo de la moral pública e instalar en su lugar una religión laica y atea, que realice plenamente lo que la Revolución Francesa de 1789 quería.
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Comentarios de este blog:
La noticia es bien esclarecedora. A los homosexuales no les interesa nada “casarse”. De modo que, siempre que se levanta el tema – principalmente en la prensa y en las manifestaciones – debemos estar conscientes de que se trata de algo calculado para ir contra la doctrina católica. Es necesario hacer que todos se percatan de eso.
El casamiento sólo puede ser entre un hombre y una mujer, y para el mismo Nuestro Señor Jesucristo instituyó el sacramento del Matrimonio.
Los llamados “derechos” de los homosexuales son meros pretextos para atacar a la Iglesia. Una prueba de eso es que en las manifestaciones que realizan frecuentemente profanan imágenes religiosas.
El relacionamiento homosexual repugna. Cualquiera percibe eso en el trato común con las personas. El Catecismo define la homosexualidad de una forma fuerte y contundente: es un pecado que grita a los cielos y clama a Dios por venganza.
La gravedad de ese pecado nos obliga a cohibir todo lo que pueda favorecerlo, y así defender la Ley de Dios. Por eso debemos continuar la lucha para que en nuestro País sea derogada la ley que liberó el dicho “casamiento” homosexual.
Siempre que usted se encuentre en una situación en que el tema sea levantado, dé las razones por las cuales la homosexualidad es un mal que debe ser combatido. Si conoce a alguien que se vea tentado a practicar ese mal, ayúdelo para que no lo haga. De esa forma le hará un bien que Dios no dejará de recompensar.
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