Plinio Corrêa de Oliveira
Inocencia es la armonía de todas las potencias del alma entre sí.
El niño ignora las leyes de la transmisión de la vida, y por eso, en el lenguaje corriente se dice que él es inocente. El adulto que es acusado de un crimen que no practicó, aquél que no cometió pecado, es inocente.
Entretanto, puede tomarse la expresión inocencia primigenia en un sentido específico, que va más allá de a acepción usual, y que se aplica a todas las edades.
Inocente es el hombre de todas las edades que adhiere a aquel estado de espíritu primigenio de equilibrio y de temperancia con que el hombre fue creado, y por eso se conserva abierto a todas las formas de rectitud, de maravilloso.
La inocencia es la armonía de todas las cosas o de todas las potencias del alma entre sí. Y por causa de esa armonía, tiene la noción fácil e inmediata de las cosas como deben ser y, por consiguiente, del modelo ideal de todas las cosas.
Ese concepto de inocencia, por lo tanto, va mucho más allá de la acepción corriente de la palabra. No se trata apenas de no practicar el mal, sino sobre todo de adherir fuertemente a la armonía de lo Verdadero, de lo Bueno y de lo Bello.
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