En seguida que el presidente ruso Vladimir Putín inició la maniobra de anexar ilegalmente Crimea, la Iglesia Greco-Católica, fiel a la Santa Sede, comenzó a sufrir una “persecución total” en la península, según autoridades religiosas.
“La vida de la Iglesia Católica de rito greco-católico está paralizada”, dijo el Padre Volodymyr Zhdan, canciller de la eparquía (equivalente a una diócesis) de Stryi, en Ucrania occidental, hablando para la agencia CNA.
Desde 2006 hasta 2010, el Padre Zhdan fue canciller del exarcado de Odesa-Krym que incluía la península de Crimea.
Tres sacerdotes greco-católicos fueron secuestrados por militares rusos que fingen ser paramilitares independentistas.
Para el Padre Zhdan esos múltiples secuestros “no son un accidente”.
El Padre Mykola Kvych, capellán naval en Sebastopol, fue preso en seguida después de una ceremonia por un difunto, el 15 de marzo. Al día siguiente le tocó al Padre Bohdan Kosteskiy de Yevpatoria y al Padre Ihor Gabryliv de Yalta.
Los tres fueron liberados en la alta noche, pero la intimidación fue clara: tenían que irse o sufrirían puniciones mucho más graves.
El sacerdote informó al Servicio de Información de la Iglesia Ucraniana Greco-católica que él fue objeto de un interrogatorio que duró 8 horas, bien al estilo de la KGB.
Los interrogadores decían que pertenecían a las fuerza de autodefensa de Crimea, ficción creada por Vladimir Putín. Ellos tenían por detrás oficiales de inteligencia venidos de Rusia.
El padre fue acusado de “provocaciones” y de suministrar armas a la Marina ucraniana. El Padre Kvych sustentó que él llevó alimentos a una base naval ucraniana y que dio dos chalecos a prueba de balas a periodistas.
Los secuestradores lo acusaron de pertenecer al “Ejército SS”, en una maléfica alusión al ejército nazi en la II Guerra Mundial, época en que el sacerdote ni había nacido.
También fue acusado de ‘extremismo”, crimen que la ley rusa castiga con 15 años de prisión. Él fue citado a deponer ante un tribunal dos semanas después, pero huyó para el centro de Ucrania con la ayuda de sus parroquianos.
Además de los intimidantes secuestros, los religiosos católicos están sufriendo otras formas de persecución en diversos lugares.
El Servicio de Información Religiosa de Ucrania notició que la pequeña capilla de Kherson, en el norte de Crimea, se quedó sin luz, después que los agentes de Putín cortaron la línea.
El 15 de marzo, una parroquia en Kolomyya fue depredada, y otra en Dora fue reducida a cenizas. Las dos parroquias quedan en la región de Ivano-Frankivsk, en la frontera con Rumania, al oeste del país.
En Crimea, el clero está recibiendo llamadas telefónicas y mensajes amenazadores. En la casa de uno de los padres secuestrados se encontró un mensaje escrito diciendo que la violencia era “una lección para los agentes del Vaticano”.
“Esto no es nuevo”, dijo el obispo Don Vasyl Ivasyuk. “En la época soviética nosotros siempre éramos acusados de ser `agentes´ del Vaticano. Obviamente no es todo el pueblo de Crimea que piensa que nosotros somos espías, sino que se trata de un grupo muy activo que trabaja para Rusia”, declaró a la agencia CNA.
La Iglesia Católica de rito greco-católico fue pesadamente perseguida bajo la tiranía soviética. Fue declarada ilegal, pero continuó trabajando en la clandestinidad hasta 1989.
“La Iglesia emergió de la clandestinidad hace 25 años, habiendo sido la iglesia ilegal más grande en el mundo”, explicó el obispo D. Boris Gudziak, eparca de París.
“La Iglesia Ucraniana de rito Greco-católico fue el grupo social más grande de oposición a la ideología soviética y a su sistema totalitario. Quedó completamente ilegal, en `catacumbas´ pero espiritualmente libre, porque nunca colaboró”, con el perseguidor anticristiano.
“Muchos habitantes de Crimea nos respetan por no haber tomado parte en elecciones y haber quedado afuera de la política”, dijo. “Nuestros sacerdotes no concurren a cargos públicos, hecho que les garantiza autoridad moral”.
Después de la invasión de las tropas de Putín, sólo dos sacerdotes católicos aún podían ejercer su ministerio en Crimea.
Don Ivasyuk explicó que los dos padres quieren quedarse con el pueblo la mayor cantidad de tiempo posible, aún cuando perciban la “boca del león”.
El 18 de marzo, el Departamento de Asuntos Religiosos y Étnicos de Ucrania, del Ministerio de Cultura, emitió una declaración condenando la persecución al clero en Crimea.
“Recientemente, en la República Autónoma de Crimea fueron documentados casos de persecución de clérigos de varias denominaciones. Está habiendo una violación de los derechos sin precedentes en materia de libertad de conciencia y de religión”, dice el documento.
“Pedimos que termine la práctica del terror y que las libertades y derechos sean respetados”, agrega.
Después de la anexión ilegal de Crimea por Rusia, no es claro cuál será el futuro de los sacerdotes católicos en la región. En la península de Crimea viven 5.000 fieles greco-católicos.
“Lo que nosotros vimos en este fin de semana [secuestro de los tres sacerdotes] es un señal perturbador de lo que será la futura dirección política”, concluyó el Padre Zhdan, pensando en la “nueva-URSS” de Putín.
Comentarios de este blog:
Recemos por los católicos perseguidos en Crimea.
Recordemos que en nuestro país el gobierno de izquierda pretende “definir” qué es objeción de conciencia al respecto del aborto. Una forma de persecución religiosa.
Sugiera a otras personas que acompañen este blog Familia Uruguaya Cristiana. Envíeles el link del blog: familiauruguayacristiana@gmail.com.
Vea en este blog otras materias sobre PERSECUCIÓN RELIGIOSA. Clique aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario