domingo, 13 de abril de 2014

Semana Santa: utilísima meditación

Plinio Corrêa de Oliveira
 
Hay errores funestos entre los católicos y que con extraordinaria oportunidad deben ser desenmascarados en la Semana Santa. Poco nos importa que otros no cumplan su deber. Cumplamos el nuestro. Y después de haber hecho todo lo posible, resignémonos ante la avalancha que viene. Porque, aunque perezca el mundo entero, aunque la propia Iglesia sea devastada por los lobos de la herejía, ella es inmortal. Navegará en las aguas revueltas del diluvio.
 
Es de dentro de su seno sagrado que saldrán después de la tempestad, como Noé del arca, los hombres que han de fundar la civilización del mañana.
 
Pero es ahí que no quieren llegar ciertos católicos. Ellos sólo comprenden Cristo sobre un trono de gloria; solamente Le son fieles en los días parecidos con el Domingo de Ramos, cuando la multitud Lo aclama. Para ellos, Cristo debe ser un rey terreno, debe dominar el mundo constantemente. Y si la impiedad de los hombres Lo reduce de rey a crucificado, de soberano a víctima, no se les importa más Él.
 
Cristo quiso pasar por todos los oprobios, todos los vejámenes, todas las humillaciones, mostrando que la Historia de la Iglesia también tendría sus calvarios, sus humillaciones, sus derrotas, y que mucho más meritoria era y es la fidelidad en el Gólgota que en el Tabor.
 
Fue para enseñar a hombres así que Nuestro Señor Jesucristo se sometió a todas las humillaciones en el Calvario. Hay personas de una mentalidad detestable, que juzgan absolutamente natural que el Redentor sufra, que la Iglesia sea vejada, humillada, perseguida. “Es la Pasión de Cristo que se repite”, dicen ellos. Y mientras esa Pasión se repite, llevan su vida abundante y cómoda en las orgías, en las inmundicias, en la exacerbación de todos los sentidos y en la práctica de todos los pecados.
 
Para esos individuos es que fue hecho el látigo con que fueron expulsados los vendedores del Templo. No es verdad que debamos cruzar los brazos ante las investidas de los enemigos de la Iglesia. No es verdad de debamos dormir mientras se renueva la Pasión. El propio Cristo recomendó  que sus Apóstoles orasen y vigilasen. Y si debemos aceptar los sufrimientos de la Iglesia con la resignación con que la Santísima Virgen aceptó los padecimientos de su Hijo, no es menos exacto que será un motivo de eterna condenación para nosotros si nos portamos ante los dolores del Salvador con la somnolencia, la indiferencia y la cobardía de discípulos infieles.
 
La verdad es esta: debemos estar siempre con la Iglesia, “porque sólo ella tiene palabras de vida eterna”. Si ella es atacada, luchemos por ella. Pero luchemos como mártires, hasta la efusión de nuestra sangre, hasta nuestro último recurso de energía y de inteligencia. Si a pesar de todo eso, ella continua a ser oprimida, suframos con ella, como San Juan Evangelista al pie de la Cruz. Y estemos ciertos de que, en este mundo o en el otro, Jesús misericordioso no nos privará del espléndido premio de asistir a su gloria divina y suprema.
(Legionario, nº 236, 21-3-1937)
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1 comentario:

Costa Marques dijo...

Muito oportuno esse comentario do Prof Plinio Correa de Oliveira sobre o modo de meditar a Paixao de Nosso Senhor. Se aplica perfeitamente a nossos dias! Creio que a dificuldade de nossos contemporaneos esta perfeitamente descrita. Uns se entregam a vida de prazeres e pouco se lhes importa os sofrimentos da Igreja do Silencio, dos massacres efetuados contra catolicos em paises islamicos. Outros catolicos sao piedosos mas nao compreendem que se o Uruguai admite o aborto e a droga o Pais esta com isso perseguindo a Cristo Jesus.
Entao, temos aqui uma atualizacao do modo de meditar a Paixao de Nosso Senhor nesta Semana Santa.
Que o sofrimento de Jesus Cristo e Maria Santissima nos alcancem as gracas para isso! Marcos Costa