Plinio Corrêa de Oliveira
No debemos asustarnos cuando el auxilio de la Santísima Virgen tarda. Es una verdadera gracia que Ella se digne establecer con algunos, relaciones de atender pequeños pedidos, casi se podría decir de pequeñas intenciones, de pequeños cariños maternos, y que esto debe ser reputado como muy precioso.
Pero, por otro lado, es también preciso ver que la Virgen, que nos atiende, a veces demora en hacerlo. Y demora exactamente en las grandes gracias que desea que le sean muy pedidas.
En general, en toda la vida de una persona muy devota de la Santísima Virgen, así como existen las gracias que son obtenidas en seguida, existen también unas dos, o tres, o cuatro, o cinco que Ella concede demorando enormemente. Y esto ocurre con las almas que Ella más ama, para las cuales – dentro de un rosario de gracias fácilmente concedidas – Ella coloca algunas muy difíciles. Y en general son gracias de carácter espiritual. A veces, es una gracia de carácter temporal cuya demora tendrá un sentido espiritual, pero en general son gracias de carácter espiritual.
Hay, pues, ciertos retardos de la providencia de la Virgen en cuanto Auxilio de los Cristianos, en que Ella da más tardando que si atendiese en seguida. Y eso en parte porque la Santísima Virgen, si atendiese todos nuestros pedidos inmediatamente, la Tierra se transformaría en un paraíso y los sufrimientos desaparecerían…
Ahora, una de las gracias más grandes que la Virgen nos da son las cruces, son los sufrimientos. Y muchas veces Ella tarda para que nosotros suframos, para darnos la gracia del mérito del sufrimiento.
Es preciso también agregar que algunas veces Ella tarda, para probar nuestra Fe, para que desarrollemos la Fe y la Confianza. Y solamente después nos obtiene esas gracias de modo supereminente.
De manera que si existe algún alma para quien esté demorando mucho recibir una gracia, no debe considerar esto como una negativa de la Santísima Virgen, sino como una promesa de que, si pedir mucho, eso le será dado con una abundancia extraordinaria.
Y en el día de María Auxiliadora, que, en cuanto Auxiliadora es dadivosa, es distribuidora de gracias, debemos, entonces, pedirle que – así como Ella tiene pena de las almas del Purgatorio y abrevia sus tormentos – en la medida en que convenga a nuestra alma, condescienda en abreviar también esas grandes demoras, y que nos obtenga aquello que queremos, sobre todo para nuestra vida espiritual.
En general, toda vida espiritual tiene alguna gracia que está precisando recibir y que queda un poco “encallada” por una razón o por otra. A veces, hay vidas espirituales que están todas “encalladas”.
Vamos a pedir, entonces a la Santísima Virgen una gracia para ‘desencallar” en la vida espiritual.
Hay ciertas almas que tienen todo el ímpetu para, “despegando”, volar. Pero falta despegar. Y ese “despegar” es una gracia que es preciso ser obtenida. Vamos a pedir a la Virgen que nos dé un “despegar”, en Su fiesta bajo la invocación de Auxilio de los Cristianos.
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