La misma doctrina que sostiene que algunos son ‘indignos de vivir’, que llevó a los devastadores genocidios en la Alemania nazi y en la Rusia estalinista, está en la raíz del aborto y de la creciente presión por la eutanasia, dice el comentarista norteamericano, George Weigel.
En declaraciones en la Conferencia Internacional Pro‒Vida en Roma, organizada por Life Site News en colaboración con Human Life International y Vida Internacional y Familia de Nueva Zelanda, Weigel explicó las consecuencias devastadoras de la negación del derecho a la vida.
“Si el Estado afirma efectivamente el poder de declarar a algunos miembros de la comunidad humana – los no nacidos, por ejemplo‒ fuera del círculo de interés común y de la protección jurídica, entonces nadie está a salvo, porque nadie tiene ‘derechos’ que el Estado no pueda derogar”, dijo.
“El resultado de esta negación del primero de los derechos humanos, el derecho a la vida, fue el mismo, tanto bajo el nacionalsocialismo alemán como en el marxismo‒leninismo: el resultado fue un genocidio”, agregó.
Dijo que es “algo misterioso” que las democracias occidentales hayan olvidado las lecciones de estos Estados totalitarios del siglo 20 al liberalizar las leyes sobre el aborto y la eutanasia.
“Hay que decir, y hay que decirlo sin vacilación: la falsa idea de que algunas vidas humanas valen menos que otras, y por lo tanto tienen menos derecho a la protección cultural y jurídica que otras, está en la raíz de la aprobación del aborto en nuestros países, y ahora está infectando a las políticas públicas con relación las personas mayores, en el otro extremo del espectro de la vida”, explicó.
Antes de la conferencia, que atrajo a más de 150 asistentes de todo el mundo, 52 líderes pro‒vida de 16 países firmaron una declaración instando a los obispos católicos de todo el mundo a negar la Comunión a los políticos católicos pro‒aborto.
El Cardenal Raymond Burke, prefecto de la Signatura Apostólica del Vaticano, el más alto tribunal, quien pronunció un discurso antes de Weigel, reiteró su firme posición a favor de negar la comunión a tales políticos.
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