La intención de demoler la familia utiliza la transformación del vocabulario. Mientras en Italia la sustitución de las palabras “padre” y “madre” por “padre 1” y “padre 2” está queriendo ser introducida en algunas escuelas, California una ley suprime las palabras “marido” y “mujer” y las sustituye por “cónyuge”.
Quien firma la ley es el demócrata Mark Leno, ya conocido como activista de las organizaciones homosexuales. Dijo con todo desparpajo que el objetivo dela ley es “eliminar un lenguaje obsoleto”.
Obsoleto con relación a su propia opinión, pero, obviamente, no con relación a la opinión de la mayoría de los ciudadanos californianos.
El 52% de los electores defendieron el casamiento natural.
En 2008 muchos votaron un referéndum pidiendo al Estado que reconozca el casamiento apenas como unión entre un hombre y una mujer, eliminando, de hecho, el llamado “casamiento” homosexual que había sido introducido anteriormente por la ley del activista Leno.
Pero el Tribunal de Recurso del Estado de California restauró los llamados “casamientos” del mismo sexo, despreciando la manifestación de los ciudadanos en las urnas.
Contra el parecer del Tribunal y de la reciente ley de Mark Leno, se levantó la voz de Matthew McReynolds, abogado de la asociación pro familia Pacific Justice Institute. En una entrevista concedida a la Christian News Network, él afirmó que “esta ley sigue el modelo político ya conocido en los últimos años, o sea, ignorar la opinión popular y redefinir el concepto de casamiento’
McReynolds también criticó la forma parcial y tendenciosa con que algunos medios de comunicación informaron sobre el llamado “casamiento” homosexual en California.
Fuente: Zenit (14/07/2014)
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Comentarios de este blog:
En Uruguay el gobierno también pasó por arriba de lo que piensa la mayoría de la población en casos como la liberación de la marihuana y la ley de caducidad, esta última aprobada por dos plebiscitos que prepotentemente la izquierda atropelló.
No es absurdo sospechar, entonces, que un día la izquierda venga a proponer también aquí barbaridades como esas de eliminar las palabras “marido” y “mujer” y sustituirlas por “cónyuges” o “padre 1” y “padre 2”.
Es necesario insistir siempre en que la razón principal para combatir esas aberraciones es que se oponen diametralmente a la Ley de Dios.
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