Después que el gobierno comunista de Pequín amenazó a la ciudad de Hong Kong con la privación total de sus libertades, el Cardenal Joseph Zen Ze-kiu, arzobispo emérito de la ciudad, reaccionó como los católicos desearían que sus obispos reaccionasen ante el anticristianismo prepotente.
En efecto, dirigiéndose al gobierno comunista, el cardenal dijo por la radio: “Ustedes pueden atarme, secuestrarme o decapitarme, pero nunca haréis de mí un esclavo”.
Y exhortando al pueblo de Hong King para que no ceda ante la amenaza contra sus libertades, advirtió: “Si ustedes se inclinaren [ante el comunismo de Pequín], si pusieren una rodilla en tierra, todo estará perdido”, informó la Agence d´informations des Missions étrangères.
Los ambientes anticomunistas de Hong Kong están dedicados hace varias semanas a la lucha para obtener la instauración plena y entera del sufragio universal en 2017.
El territorio de Hong Kong está siendo transferido por Gran Bretaña a la China continental. Pero si el sufragio universal estuviese en vigor, las autoridades de Hong Kong serían anticomunistas y Pequín tendría dificultades serias para implantar allí el comunismo.
La Iglesia Católica no se compromete en cuestiones meramente políticas, pero interviene cuando la moral y las buenas costumbres están amenazadas, poniendo en riesgo la salvación de las almas.
Esa salvación correría graves riesgos si el socialismo consolidase su dominio en Hong Kong. Por eso, el cardenal Zen intervino para execrar cualquier posición de tipo “medio término” o conciliador con el comunismo.
“La negociación tramposa – dijo él – no es una opción válida”. Y exhortó a la población a ir a votar en un referéndum simbólico convocado a favor del sufragio universal.
Y para que no quedase duda alguna, el valiente cardenal de 82 años comenzó a recorrer calle por calle toda Hong Kong, a fin de convencer a los ciudadanos a ir a votar. Durante siete días él visitó cada uno de sus 18 distritos, caminando doce horas por día, en al calor y en la fuerte humedad del verano.
Fue acompañado por católicos en número no mayor que 30, por restricciones de la ley electoral.
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Comentarios de este blog:
Con obispos anticomunistas del temple del cardenal Zen, con seguridad en nuestro país no serían permitidos el aborto, el llamado “casamiento” homosexual, el consumo de marihuana y la fecundación artificial, liberados por la izquierda.
Es nuestra obligación rezar por los católicos perseguidos por el comunismo. Y en especial por el valiente cardenal Zen, que en China, a pesar de la edad avanzada, da ejemplo de lucha concreta contra el comunismo ateo y anticristiano.
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