lunes, 21 de julio de 2014

¡Misil que mata, pero aclara!

El criminal abatimiento de un avión comercial de la Malaysia Airlines tuvo el efecto de un rayo: mató desgraciadamente personas, pero – precisamente como hacen los rayos – iluminó con una claridad terrible un panorama que estaba cubierto por tinieblas.
 
Densas tinieblas que hace años vienen toldando progresivamente los horizontes de la política internacional, con obvios reflejos sobre la política interna de los países donde aún hay libertad.
 
Conviene que no sea olvidada por la opinión pública a realidad así puesta en evidencia con el fuerte fulgor de un rayo.
 
A ciencia cierta, ¿qué sucedió? Aún se discuten detalles. Pero, el hecho esencial está ahí: un país agresor ya había invadido y anexado una región de un país vecino. Rusia se apoderó ilegalmente – y por la violencia – de Crimea.
 
No obstante, el invasor quería más. Y para eso venía avivando una guerra subversiva con pretextos culturales y étnicos contra la vecina Ucrania.
 
Conocemos bien fenómenos análogos en América Latina, alimentados desde Cuba. Algunos crepitan sembrando destrucción y muerte, como las FARC en Colombia.
 
Existen los que miran con desdén a quienes piensan que la mano del comunismo está atrás. “¿Comunismo? ¡El comunismo no existe más! Hay, sí, algunos reductos comunistas como Cuba, pero ya acabarán por adaptarse al resto del mundo!”
 
Sin embargo, para que no quepa duda, allí está Vladimir Putin que, sin renunciar al pasado soviético, aparece para algunos como una especie de salvador viniendo de Oriente para acabar con el caos de Occidente.
 
Putin consiguió ir persuadiendo a ciertos ingenuos de Occidente, de que él estaba promoviendo en Rusia un enigmático proceso de restauración mental y religiosa.
 
Moscú, muy favorecido por el super-capitalismo, por las super-industrias y por los super-bancos de Occidente, “estaría cambiando”. El super-abastecimiento de recursos financieros, económicos y técnicos de múltiples órdenes, parecía dar la impresión de que estaba transformando la “nueva URSS” de Putin en un “país moderno”.
 
Y Rusia se está imponiendo como el líder político de los países emergentes conocidos como BRICS – Brasil, Rusia, India, China y África del Sur.
 
Y a la cabeza de la inmensa nación rusa se instaló un personaje que gradualmente – sin dar muestras de conversión y sin explicaciones – un día pasó a ser tenido como gran defensor  del cristianismo, de los valores básicos de la vida, de la familia, del casamiento, del patriotismo nacional: Vladimir Putin.
 
La Historia jamás comprenderá como una ilusión como esa pudo haber ganado peso en el mismo momento en que la vieja URSS se metamorfoseaba en una “nueva URSS”, y viene extendiendo sus garras en todos los continentes.
 
Basta ver la cálida e idílica recepción que le fue dada en su recientísima gira por Cuba y América del Sur.
 
¿Recepción hecha por quién? Por los líderes comuno-populistas que vienen realizando la destrucción de los valores que ciertos ingenuos piensan que Putin va a rescatar.
 
Similis simili gaudet. El semejante se alegra con su semejante, dice el sabio dicho latino.
 
¡Eso quedó evidenciado elocuentemente con gestos, palabras y silencios astutos de los líderes “chavistas” latinoamericanos – además del representante castrista – con Vladimir Putin!
 
Pero nada de eso abría los ojos de los engañados.
 
Hasta que el crimen perpetrado contra el Boeing 777 de la Malaysia Airlines que cobró 298 vidas, fue como un rayo en cielo sereno. El avión comercial fue alcanzado por un misil mortal, pero esclarecedor. Esclarecedor porque nos hace ver lo que hay de más engañoso en el mito del llamado “cristianismo” humanitario de Putin.
 
Hace un poco más de 30 años, el 1º de setiembre de 1983, aviones soviéticos abatieron un Boeing 747 de la Korean Airlines y mataron a los 269 pasajeros y a la tripulación.
 
Fueron aducidos pretextos diversos sobre el criminal atentado, pero en la investigación, quedó sabido para la historia que el abatimiento había sido intencional, sin propósito y ordenado por Moscú.
 
Hay ciertas formas de impiedad que sienten necesidad de desahogos, y esos son horribles. En Ucrania, autollamados “ex”- comunistas, milicianos separatistas y batallones de mercenarios ilegales enviados desde Rusia estaban perdiendo posiciones.
 
Los planes de Putin para anexar el este ucraniano no estaban dando resultados.
 
Es necesario que esta tremenda tragedia haga abrir los ojos de los que fueron engañados por la “metamorfosis cosmética” capitaneada por el líder de la KGB, con la que pretende restaurar el imperio soviético sobre supuestas nuevas bases.
 
Que Dios omnipotente tenga pena de los pasajeros del vuelo MH017, víctimas sin culpa.
 
Y que por la intercesión de la Santísima Virgen preserve a los pueblos que sepan amarlo sinceramente, no dejándose ilusionar con artificios engañosos. Pues detrás de esos artificios se esconde un anticristianismo que perpetua la pesadilla soviético-comunista.
 
Fuente: Flagelo ruso
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