Después del Concilio Vaticano II, la Iglesia Católica en Inglaterra procuró modernizarse hasta en la liturgia. Pero el resultado, según la conceptuada revista económica The Economist, fue que los fieles dejaron de comparecer a las iglesias. La asistencia a misa los domingos disminuyó considerablemente.
En los Estados Unidos, la asistencia a misa bajó más de un tercio desde 1960. Menos de un 5% de los católicos franceses asisten regularmente a misa y sólo el 15% lo hacen en Italia.
En sentido contrario, las misas en latín, con el sacerdote vuelto para el altar y no para los fieles, conocen un auge de participación, con aumento de hasta 600% de asistentes.
The Economist observa que las comunidades tradicionalistas se destacan por la juventud y por su expansión internacional. El Catolicismo tradicional está atrayendo personas que no habían nacido cuando el Vaticano II pretendía “rejuvenecer” la Iglesia.
Además de expandirse en países de la Commonwealth hasta África y China, los jóvenes grupos tradicionalistas británicos publican blogs, administran sitios en internet y son muy activos en las redes sociales.
Ese retorno al rito antiguo con fuerza, está dejando consternados a los católicos “modernistas”, que lo desecharon en el pasado.
El periodista de The Economist concluye el reportaje preguntando si todos los escándalos morales en el seno de la “Iglesia progresista”,la decadencia de ésta y, en sentido contrario, el crecimiento de los tradicionalistas, no son otras tantas señales de que hace 50 años el Concilio Vaticano II se volvió para el lado equivocado.
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